CONECTADOS - Expectativa: "Más allá de la razón" - Temporada #4 Episodio IX
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(Del lat. exspectatum, mirado, visto).
1. f. Esperanza de realizar o conseguir algo.
2. f. Posibilidad razonable de que algo suceda.
Las expectativas pueden ser altas o bajas, razonables o no razonables, buenas o malas. La Biblia habla de expectativas de redención, expectativas de juicio, expectativas retrasadas, expectativas realizadas y expectativas no realizadas. Jesús nos dijo que esperáramos su regreso, aunque el momento de su regreso está más allá de nuestro conocimiento:
Así mismo deben ustedes estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.
En pocas palabras, las expectativas son creencias que surgen del proceso de pensamiento de una persona al examinar la evidencia.
Por ejemplo, vemos que el cielo se vuelve rosa, por lo que esperamos ver pronto el sol.
Nuestras expectativas no siempre son correctas debido a fallas en nuestra lógica y al sesgo de la esperanza y el deseo. A veces, "nos hacemos ilusiones" sobre la base de una premisa falsa o una mala interpretación de la evidencia.
A menudo, formamos expectativas automáticamente, sin esfuerzo consciente. Cuando no se cumplen las expectativas, se genera dolor y, con frecuencia, culpamos de algo o de alguien que no estuvo a la altura de nuestras expectativas, incluso si nuestras expectativas no fueran razonables.
Las expectativas basadas en suposiciones humanas pueden causar problemas. Las expectativas erróneas pueden crear muchos problemas en cualquier relación.
Por otro lado, la Biblia alienta a aquellos que confían en el Señor a esperar cosas buenas de él.
Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza.
Cuentas con una esperanza futura, la cual no será destruida.
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes—afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Queridos amigos, aunque hablamos de este modo, no creemos que esto se aplica a ustedes. Estamos convencidos de que ustedes están destinados para cosas mejores, las cuales vienen con la salvación.
DISPUESTOS A PAGAR EL COSTO
DISPUESTOS A PAGAR EL COSTO
»Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla?
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.
SI EL SEÑOR QUIERE
SI EL SEÑOR QUIERE
Conozcamos al Señor; vayamos tras su conocimiento. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra.
Más bien, debieran decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.»
Pero ahora se jactan en sus fanfarronerías. Toda esta jactancia es mala.
Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.
El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor.
DETERMINARSE A LOGRARLO
DETERMINARSE A LOGRARLO
Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante,
sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.
es indeciso e inconstante en todo lo que hace.
¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan.
Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre.
Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire.
Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado.
LO IMPOSIBLE
LO IMPOSIBLE
¿Acaso hay algo imposible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo.
—Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios—aclaró Jesús.
—¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.
—¡Sí creo!—exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe!
—Por la poca fe que tienen—les respondió—. Les aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para ustedes nada sería imposible.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
– Cuando venga el desánimo: Avanza hacia le meta, no te detengas.
– Cuando cometas un error: Avanza hacia le meta, no te detengas.
– Cuando se levante oposición: Avanza hacia le meta, no te detengas.